VOLVER A ESTA CANCHA

14.05.2017 09:10
06/07/2017

       PATRIOTAS 0 AMÉRICA 0  

VOLVER A ESTA CANCHA

    Volver a esta cancha donde se entrelazan recuerdos y aromas extraños.  Momentos dolorosos y nostálgicos.  El último partido de Adrián Ramos con América, su último gol con el rojo, un derechazo fuerte en el mismo arco donde Tejada marcó el penal que llevo aquella final a los doce pasos.  Las atajadas del joven Piedrahita que mantuvo un empate que seguro nos permitiría rematar con la permanencia esa majadera promoción.  Volver a esta cancha, adornada con más tribunas y una iluminación sombría con la necesidad tajante de ganar por el ayer, pero sobre todo por el hoy. 

Volver  esta cancha para ver el equipo exagerar precauciones defensivas frente a un rival corriente, de esos que no meten miedo.  Ver al equipo como enconchado, retraído, apocado y sin aspiraciones.   Un equipo sin sustancia que se regodeaba en un supuesto orden defensivo que poco sirvió pues las opciones fueron para el local.  Los 45 iniciales, (que tallaron como 200 por la palidez del juego), se consumieron y desaparecieron en el hielo de la tarde para no ser contados ni recordados nunca más.   

Volver a esta cancha con la mirada entusiasta de quien va a celebrar una victoria como saldando cuentas pendientes, pero se encuentra con un espectáculo pobre, un juego deprimente que apenas tuvo emoción con el colorido  espectáculo de una tribuna llena de gente ansiosa por esa victoria.

Volver a esta cancha después de tanto tiempo y por momentos revivir un lustro de dolor que inició justo en este césped y sentir como si hoy después de tanto tiempo, jugaran los mismos de ese ayer desgraciado. ¡UN POQUITO DE FÚTBOL! Solo con un poquito de fútbol bastaba hoy. ¡VAMOS AMÉRICA! Ninguno entregó ese esfuerzo extra del que hablan los grandes motivadores. ¡HOY HAY QUE GANAR! ¿GANAR? Verbo que solo se conjugó en la tribuna porque en la cancha la experiencia era otra.

Volver a esta cancha, esta vez a ganar, y ver como el rol protagónico que deben asumir los de arriba, los muñecos que valen billete, era arrebatado por Castañeda y Hérner de roles secundarios en esto de la popularidad.  Volver a esta cancha y sentir que se desperdiciaron 96 minutos de fútbol arropando un empate que numéricamente cuenta pero a la luz de un presente mordaz, apenas sirve.  El partido terminó y mientras el equipo salía debajo de las piedras donde estuvo escondido, la gente aun renegando por la que perdió Angulo y  presa de una impotencia manifiesta, reclamaba en el silencio de su frustración aquello que escribió el maestro Galeano, “Una jugadita por el amor a Dios”      

Volvimos a esta cancha con las heridas hechas cicatrices y con un equipo remendado que saca puntos y poco convence, pero que mantiene viva la ilusión de sentir de nuevo las finales y alejarse de eso que nos puso por primera vez a este rival de hoy.  Volvimos a esta cancha repletos de expectativas y regresamos envueltos en síntomas de esa ira fermentada con la que siempre o casi siempre salimos entre rezongos de la villa olímpica hacia la doble calzada Tunja – Bogotá.

Saludos y gracias por leer estas líneas

MAURICIO BERMÚDEZ / @MBER226

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