UNA ABSOLUTA INCAPACIDAD. . .
VALLEDUPAR 3 -- AMÉRICA 0
UNA ABSOLUTA INCAPACIDAD. . .
"América en estado de desvarío, caminaba la cancha sostenido por su incapacidad"
De vuelta a esta plaza fecunda en excusas y estéril en fútbol y güeeeevos, donde ganar ha sido el verbo prohibido de conjugar y arrugar la costumbre arraigada para el rojo. De regreso a esta plaza jodida donde siempre pasa algo raro. No hubo necesidad de una arremetida del rival ni mucho menos un derroche de talento. Antes de 120 segundos, la defensa, ese karma que cargamos cada ocho días por 95 minutos, hizo lo suyo. Ramírez entregó el primero de una noche que empezó a oscuras y al parecer así terminaría.
El equipo reaccionó, pero no fue constante. Tocó pero no fue seguro. El rojo se sumió en la incapacidad bochornosa de sus jugadores.
Y es que no hay cómo. Con estos jugadores de pelota no hay futuro, no hay paz. Cuando el tema es de capacidad, de nada sirve tener las mejores intenciones, el mejor DT y un gerente goleador. De nada sirve vestir la camiseta hermosa que volvió a ser una tentación publicitaria. De nada sirve re fundar la institución si en el verdín los jugadores no saben qué hacer con el balón o cómo moverse sin él. Cuando el tema es de capacidad, no hay nada que hacer. Lamentable.
Valledupar perdió por expulsión a uno de sus pilares en medio campo y de ñapa un tiro libre con perfume de gol. Ramírez, con ánimo de enmendar su paupérrima noche, pateó, o tal vez eso quiso hacer. El balón quedó en la barrera, y en cuatro segundos, un jugador rival se regodeaba bailando a Herner y descaderando a Subero mientras marcaba el segundo. Fin del primer tiempo.
América, en estado de desvarío, caminaba la cancha sostenido por su incapacidad. No hubo respuesta a las indicaciones infinitas que lanzaba el profe Torres. Urueña entró y algo intentó. Farías se enredó de cara al descuento. Mercado desde muy atrás armó la única clara de gol. El rojo con nueve menos, enfrentaba a un rival con 10 pero lleno de vigor que labró laboriosamente su victoria. El segundo tiempo resumió estos 205 partidos jugados en cuatro años y medio; una absoluta incapacidad. Cuando el tema es de capacidad, te hacen un gol como ese tercero.
El partido terminó. Fue una noche difícil de sortear. Salimos goleados con una vergüenza más a cuestas de una plaza donde nunca pudimos ganar. Ojalá no volvamos por acá.
En 2013, aún con los ecos estridentes de la salida de la lista Clinton, Édgar Navia, dirigente por aquellos días, dijo: –Ahora sí vamos a traer jugadores de verdad—.
Cuánta razón tenía.
Saludos y gracias por leer estas líneas.
MAURICIO BERMÚDEZ / @MBER226