SOLO UN REPROCHE
11-06-2017
SOLO UN REPROCHE
La tarde cansada de tanta ansiedad apenas encontró refugio en 17 grados de alcohol barato y 21 minutos de impecable labor del equipo que envolvió a su rival en una maraña espesa e impenetrable. El local se sacudió y encontró en 10 minutos las opciones de gol que desviarían la final de Cali a Palmira. Zapato va y viene. Tarjetas aquí y allá. Provocaciones de ambas partes y una plancha grotesca del cavernícola Mera que por poco parte la rodilla de Borja en dos. ¡Desgraciado tronco! – Lo jodió –
Borja, después de tres intentos y con los güeeeevos en sus rodillas no pudo más. Adentro Mena. ¡Por Dios! – Lo jodió – ¡Desgraciado tronco!
El molde rígido del juego debía romperse. Mena, que nunca debió pisar Cascajal y menos ponerse la camiseta de América, rompió la cabeza de Hernández en un acto puro de limitación técnica. El joven con el equipo a cuestas en toda la serie, cayó, pidió asistencia y salió. Acto seguido, por esa franja donde se movía Hernández un balón explotó el descuido de todos y Benedetti esquivó el penal. Bejarano achicó… Tiré lejos el pucho que fingía calmar la ansiedad y lamenté en silencio aquella del final del primer tiempo cuando tres de negro; Mena, Vélez y Lucumí entraron habilitados y a dos metros de la raya de gol, con el arquero rival lejos y vencido; Mena, infame, saltó y le quitó de la cabeza el gol a Vélez y de paso trancó el grito licencioso que acechaba el cañaduzal… ¡Jueputa! … Gol del Cali.
El gol desató el nudo ríspido de la táctica. El juego se abrió y tomaba cara de clásico inolvidable. Los bancos se movieron, las opciones de gol asaltaron la tarde. ¡Noooo Silva! Cómo te comes eso. El corazón se quería salir. La final, como una ilusión efímera se empezaba a escapar cuando la pasividad en marca forzó un remate de media distancia que por accidente tocó la espalda de Ayala y luego la red. El corazón se heló.
El equipo lejos de caer derrotado fue por el juego, suicida y todo, pero lo hizo. No se arrugó, no fue inferior al reto emotivo que el juego le propuso. Dejó el sudor, las limitaciones y los güeeevos en la cancha. Un gol, un golcito y remontamos, carajo. Paaaaaaaaaaaaalo. ¡Noooo Silva! Cómo te comes eso. ¡Ehh! No. No. No. No. No. Así es muy jodido. ¡¡POR QUÉ TE LESIONASTE TECLA!! El Cali tuvo la puntilla…. No pasó nada. El reloj como un aliado inesperado parecía no correr aferrado a la idea fascinante del empate.
¡Noooo Mena! Cómo te comes eso. Ojalá encuentres trabajo con una buena recomendación de Torres y no vuelvas a América. Al final el Cali tuvo el tercero y lo falló. Mina atajó otro par de balones importantes. La despedida inolvidable de Lucumí quedó reducida a un inocente anhelo. La camiseta casi transparente de Ayala, el rostro de Hérner y la cabeza rota de Hernández resumieron el partido: Se vaciaron en la cancha y los güeeeevos no fueron suficientes. Cali a la final. Ganaron bien la serie. El sueño gestado de la nada en los últimos días, terminaba en medio de un aluvión de sensaciones dispersas. Fue lindo. La fantasía de pelear una estrella dejó de serlo y la realidad asfixiante de pelear abajo, el promedio, se estableció de nuevo como prioridad.
Profe Torres: El equipo dejó la piel en la cancha, pero ellos fueron efectivos, por eso no hay lugar a reproches. Ni siquiera que Mena juegue en América se lo voy a reprochar hoy, profesor. Tampoco le reprocharé dejar el equipo sin marca con 30 minutos por delante. Menos le criticaré la actitud pues esta sobró. Los reproches a la nómina desequilibrada ya se hicieron a lo largo del semestre, usted lo sabe. Aunque me cuesta, tampoco voy a reprochar la media hora con superioridad numérica en el partido de ida. Hoy no hay reproches porque con poco llegamos lejos tiñiendo de esperanza la incredulidad de muchos. Profesor Torres, solo tengo un reproche, solo uno, y es que no haya permitido al equipo jugar de rojo esta serie. Podrá ser una trivialidad, tal vez, el color no juega, tal vez. Pero fue triste que el rojo haya jugado de luto 180 minutos cuando pudo haberlo hecho de fiesta, con el rojo de siempre sobre la piel que hoy dejaron en la cancha. Fue triste.
Saludos y gracias por leer estas líneas
MAURICIO BERMÚDEZ / @MBER226
#EscritoConElAlma