OTRA NOCHE A OLVIDAR

04.06.2017 07:25
31/05/2017

       AMÉRICA 0 - PASTO 0   

OTRA NOCHE A OLVIDAR

El vacío solemne de las tribunas que sintetiza la degradación de gobernantes, sociedad y el fútbol mismo, servía de marco para un juego anhelado por el pueblo rojo: América de regreso a las finales. El ambiente lejos de ser una fiesta multitudinaria llena de color, papel picado y pirotecnia, se reducía a un frio siniestro, casi sepulcral, que lastimosamente se trasladó al verde lienzo cuando el juez indicó que el juego debía iniciar.

Pasto asumió el rol de favorito e intentó poner condiciones frente a un medio campo limitado y permisivo. Jugaban a placer. El rojo, cuyo fútbol quedó en evidencia y parece agotarse, se reduce y hoy no fue la excepción, a la lucidez de Lucumí que jamás apareció, al poder individual de Borja que cada vez lo referencian mejor y algún tiro libre de Juan Camilo Angulo que pueda superar la barrera.  Lamentablemente esos tres pilares no se conjugaron y así el fútbol de América, pálido como una llama reseca, agonizaba en el amanecer de otra noche a olvidar.

Apenas siete minutos esperanzadores al inicio del segundo tiempo sirvieron para dejar la silla y saltar cantando –Dale rojo, dale, que esta noche cueste lo que cueste tenemos que ganar –.  Al cabo de esos minutos alentadores, el rival retomó el control, la actitud del rojo volvió a su nivel irritante y el canto alegre entregó su energía a un tinto negro que pudiera combatir el sopor del partido.

¡Movete roio movete! ¡Movete deja de joder! ¡Movete roio movete! ¡Movete deja de joder!

Nada cambió. Los jugadores de rojo no entendieron que, a pesar del marco deprimente a su alrededor estaban jugando una final. Carajo, una final. El profe Torres recurrió a la camisa rosada y pantalón azul que le acompañó en el mejor tramo del torneo, tal vez buscando en la lógica absurda de las cábalas la explicación a la anarquía. Su rostro, invadido por la frustración, daba cuenta de un hombre golpeado por el peso de sus propias decisiones.  Hizo cambios, entregó órdenes a los jugadores, gritó, señaló un lugar del campo donde debía ocurrir algo. Lamentablemente la noche se fue y su mano no se sintió.  El partido fue dejando imágenes que con el paso de los minutos se hicieron postales de otra noche a olvidar: El silencio de la resignación en las tribunas.  El ataque enjuto de un equipo casi moribundo.  El rostro de Hernán Torres…El juego terminó y ahora su imagen reposa en el estante de las noches a olvidar, de esas que solo se recuerdan en instantes de rabia y decepción.

Quedan 95 minutos para resarcir la noche del último día de mayo y cambiar aquella imagen deleznable por un recuerdo fantástico. ¡Vamos América! Vamos que no quiero seguir arrumando en el alma noches como esta. Dame el sábado una jornada que convierta esta noche en una simple anécdota que les cuente a mis nietos al describirles la semifinal del campeonato apertura de 2017.  Vamos, América. Vamos que lo ganamos.  Y si lo perdemos, si quedamos en el camino eliminados, que sea dejando el pellejo, vaciándose en la cancha con la camiseta trasparente de tanto sudor, metiendo como hace unos meses y jugando como si quisieran perpetuar su recuerdo en el corazón de esta hinchada.

Saludos y gracias por leer estas líneas

MAURICIO BERMÚDEZ / @MBER226

#EscritoConElAlma

 

 

 

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