NO HAY DERECHO. . .
Agosto 25 / 2014
AMÉRICA 0 -- UNIÓN MAGDALENA 2
NO HAY DERECHO. . .
De nuevo frente a este teclado con la sangre hirviendo y los nervios crispados, sin las palabras suficientes para expresar lo que nos causa una presentación como la de hoy. Con el rostro herido por sentir lo que te hacen América, con el alma envejecida de tanto dolor y apenas sostenida por una esperanza quebrada. Otra vez más de lo mismo, más excusas, más indolencia, más pereza. . . ¡Ay América! No hay derecho.
El equipo en busca de la punta del torneo presentaba el examen de jugar sin Pérez, así que cambió su forma de juego de pausada y con toque de balón por la velocidad mal entendida. No hay derecho a pretender jugar veloz por el centro, qué inocencia. Lucumí que no jugó, Lasso que no desbordó y Urueña que no la soltó eran los encargados de dilatar la cancha para que Martín como delantero y Prisco de atrás llegaran a posiciones ofensivas, no funcionó porque Unión entendió el juego y dobló siempre al rojo que tenía el balón. Sencillo.
América no se encontraba en la cancha y su defensa era un sumidero levantado a partir de sus propios errores. No hay derecho a que Tardelis haga un movimiento absurdo como el del primer gol y como último hombre tire una gambeta displicente en el segundo. No hay derecho a que Suárez suspenda su carrera para mirar a Tardelis y deje al rival como en el primer gol y en el segundo no encime al único posible receptor. En medio de chiflidos merecidos los de rojo caminaban insolentes dejando la cancha, ni siquiera fueron capaces de poner la cara. Y mientras tanto el hincha que no apaga su ilusión golpea las paredes y el piso en busca de una explicación.
Qué disparate. El equipo inició la segunda parte sin cambios, ponderando el siniestro primer tiempo y agotando las últimas gotas de paciencia en la tribuna. La actitud fue diferente, fue la de arrasar al Unión, de romperlo y remontar con fútbol y güeeevos. ¡Pamplinas! Solo duró siete minutos. Luego del minuto diez se repitió la historia del rojo naufragando en una laguna infinita de impotencia, la verdad es que el equipo estaba listo para recibir el tercero. Aunque hubo un par de opciones para descontar y prolongar la agonía, merecíamos perder, y perdimos de forma infame, escurriendo la historia de esta camiseta a través de los cobardes que hoy la vistieron.
Creo en el lejano ascenso por mi propia terquedad y asumo el dolor de la realidad. Creo porque es la convicción de esta alma escarlata que no entiende razones, porque soy un porfiado que ama estos colores como un putas, porque soy un americano pura sangre. Creo porque vivo por esta camiseta y no por los que ofenden la inteligencia y el juicio de la hinchada diciendo que estamos en construcción. No hay derecho, ¡Respeten haraganes!
Saludos,
MAURICIO BERMÚDEZ --- @MBER226