¡JERSON! ¡JERSON! ¡JERSON!
El partido al parecer sentenciado con un 1-1 demoledor guardaba una última jugaba. Falta al borde del área, a 24 metros de Prono, perfil para un zurdo y el coro infernal de Jersson, Jersson avivaba la esperanza de vencer al rival directo. Bustos como un alumno respetuoso declinó su postulación mientras que una muralla dorada se imponía entre él y un eslabón más de la cadena de eventos emotivos y memorables que forjó con el 16 a su espalda. Un solo paso de distancia. Un segundo en el que respirar no fue importante. Un instante en que el universo se redujo a un pedazo de San Fernando. Se acercó al balón con la elegancia que lo caracteriza e inclinando levemente su cuerpo acarició el balón (...) ¡Goool hijueputa! (...) Jersson, Jersson, Jersson, retumababa el Pascual mientras él caminaba besando su camiseta con la mirada inundada de cristales.