(15-09-2017)
IMAGINO UNA TARDE
Imagino un domingo fresco adornado de tribunas repletas de gente, optimismo y pasión. Una tarde llena de sonrisas y abrazos de gol que van de la cancha a la tribuna. Imagino los jugadores sin la carga del promedio tocar el balón con desparpajo y compromiso. Ellos, los señalados, enjuagaron el estrés agobiante de las últimas semanas y lo han convertido en vitamina para el objetivo. Imagino un partido preciso, una victoria sin atenuantes, una tempestad de sonrisas y un debut mágico del nuevo entrenador.
Imagino una tarde pintada del rojo intenso que añoramos. Una borrasca de fútbol y actitud en la cancha húmeda de tanta traspiración honesta. Imagino un domingo en que el fútbol del rojo sea motivo de jolgorio y placer y no esa homilía de lamentos de vuelta a casa. Imagino una victoria mayúscula, reconfortante, saludable y un debut mágico del nuevo entrenador.
Imagino a Polilla Da Silva impartir a los jugadores órdenes certeras, como lo hacía al marcarle espacios para que Alex le entregara balones que él certificaba en la red. Una tarde para que un ídolo reciba en el banquillo la silla vacía que dejó Gareca tras su repentina partida. Un domingo para sonreír de la mano de quien tantas alegrías nos entregó vestido de rojo. Imagino un partido intenso, brillante, una victoria implacable y un debut mágico del nuevo entrenador…
Querido Polilla Da Silva: Imagino una tarde perfecta. La primera de tantas que vendrán ¡Vamos América!
Saludos y gracias por leer estas líneas
MAURICIO BERMÚDEZ / @MBER226
#EscritoConElAlma