EL DÍA QUE LO IBAN A ECHAR. . .
Agosto 9 / 2015
POPAYÁN 2 -- AMÉRICA 0
EL DÍA QUE LO IBAN A ECHAR. . .
"Sos de la B me gritan, sos de la B me cantan; como si no lo supiera"
El día que lo iban a echar, Fernando Velasco llegó a la cancha de Popayán muy majo, de impecable sudadera, peinado clásico y una barba de bastantes días con puntos de nieve, o tal vez con salpicadura de cagada de pájaro (1), y en su mente el deseo casi utópico de poner a jugar bien o al menos aceptable a un equipo que le quedó grande.
Ese día, un domingo primaveral, su equipo, que es el nuestro, pero que en realidad es de un autócrata de barba similar disfrazado de mecenas; salió con buena disposición y a pesar de un inicio dubitativo controló el trámite del juego. O al menos esa era la información que llegaba de la radio y las tribunas.
Ese día, su equipo, del que siempre dijo que estornudaba y hacía goles, no concretó un par de ocasiones, y tuvo que resignarse a que el palo le negara a esta hinchada ver el gol olímpico en la historia reciente del rojo.
Ese día, Ramón Córdoba emulando al tristemente célebre Tardelis Peña, entregó el primer dolor prolongado por cuatro minutos, cuando en una desatención propia de su defensa carente de trabajo; Popayán, al que América debe ganarle siempre, en cualquier cancha, oficial o amistoso; ese Popayán sin aspiraciones de ascender, ese lánguido equipo sentenció el partido. América perdía de nuevo y esta vez seguro no habrá escritorio que traiga de vuelta los puntos que con fútbol ni güeeeevos el equipo pudo conseguir.
Imagen: Deportes el país
Ese día tuve que leer con frustración en el alma de alguien tan rojo como usted: ¡América sos una mentira!
Ese día el rojo tenía que remontar, gesta que en cuatro años solo dos veces se ha logrado.
El día que lo iban a echar, Fernando Velasco se volvió loco, sacó volantes y defensas para meter delanteros, ese día América casi sale goleado y humillado. Ese día como una complicidad del destino el gol no entró, ni siquiera uno para volver al juego y justificar esta derrota dolorosísima.
Ese día la hinchada cantó "Se respeeeeeeta. la hinchaaaaaada se reeeeeeeeeepeta, la hinchaaaaaaaaada se reeeeeespeta, SE REEEEEEEESPETA" un pregón dolido y de tono conmovedor que se esfumó hacía el cielo donde al parecer no llegan nuestras suplicas.
Ese día perdimos, perdimos vilmente.
Señor Sangiovanni: Usted se precia de ser americano. Un americano de verdad no puede resistir una jornada como la de hoy ni un presente absurdo como este. ¡Váyase, déjenos en paz!, actúe en consecuencia porque hasta ahora, la verdad parece más un vecino con palco que un americano pura sangre.
El día que lo iban a echar, bien sea hoy, solo espero que cuando Fernando Velasco llegue a su casa contrariado y sus seres queridos lo reciban preguntando –¿Qué te pasó?– Él conteste sin rodeos ni excusas: – Me echaron –
Saludos y gracias por leer estas líneas.
MAURICIO BERMÚDEZ --- @MBER226
(1) Gabriel Garcìa Màrquez. Crónica de una muerte anunciada.