CON LAS MANOS VACÍAS. . .

18.11.2015 23:52

Noviembre 15 / 2015

            CARTAGENA 2 -- AMÉRICA 1   

 

 

CON LAS MANOS VACÍAS. . .

 

                            "Sos de la B me gritan, sos de la B me cantan; como si no lo supiera"

 

 

Excediendo las precauciones, como firmando el punto, el rojo inició un juego definitivo con los mismos once del martes.  Cartagena, que no será el que  ascienda, inclinó la cancha haciendo ver incómodos a los de rojo que no hallaban el balón y se regodeaban en un orden defensivo que a decir verdad, no aparecía.  Individualmente el único rescatable era Bejarano, los otros, al igual que el entrenador, naufragaban.  Fue un primer tiempo raro, lleno de patadas, de esos indignos de un equipo con hambre de gloria.

 

El resultado servía y a pesar de ser raquíticos en ataque, estábamos logrando la primera parte del objetivo trazado para hoy.  Profe Suárez, en vos confiamos.

 

La impaciencia tomaba como presa fácil los corazones rojos.  ¿Por qué no arrasamos al rival como un equipo que quiere ascender?

 

Entonces, el equipo saltó al segundo tiempo con algo más de compromiso por el juego.  Sin superar ampliamente al rival, salía dispuesto a capitalizar el papayazo dispuesto desde la mañana en la blanca ciudad.  El rojo, ahora se veía fuerte, con ganas de pisar el área rival y de mantener el balón lejos de Bejarano.  El rival lucía mareado.  El compromiso que acompañó el equipo al inicio del segundo tiempo se fue transformado en ambición por el resultado.  En Santander apretaban.

 

¡Penal para el rojo! El 17 tomó el balón.

 

Ayron, de poca participación  en el juego, pateo fuerte, con rabia, con deseo de acabar con esto de una vez por todas.  El balón raudo atravesó el arco local y arrancó un grito insaciable de los peregrinos de rojo que no tuvieron paz durante el día esperando este instante.  Gool. Gool. Gool.  Un gol para sentir de cerca el gran objetivo.  Un gol que arranca tímidas lágrimas.  Un gol para abrazar la ilusión y sentir las manos llenas. El equipo asumió el gol con altura y seguía intentando  a pesar que seguía sobrando Yesus  y faltaba Lucumí o Tapiero.  El rojo estaba por liquidar el juego, el segundo era inminente.  ¡Palo! ¡Jueputa! Por poco Restrepo marca le gol de su vida que hubo de ser el de la serenidad añorada.

 

Y cuando la sonrisa se dibujaba vanidosa sobre el rostro de cada uno de los escarlatas regados por el mundo, el profe Suárez perdió los papeles como muy pocas veces le sucede.  Echó el equipo muy atrás.  Ingresó a Lucumí eclipsado de forma inexplicable por el frio Yesus y luego en un acto irracional sacó a Néider e ingresó, léalo bien, a Largacha. Echó el equipo atrás, muy atrás. Quienes ingresaron no encontraron su lugar en el juego, especialmente el segundo. El equipo decidió aguantar sin el balón y esperar que de la nada el partido se acabara.  Aníbal se rompió la cabeza.  El profe mandó el equipo atrás.

Con el equipo atrincherado en su campo un accidente produjo el empate.  Mendoza lo marcó. ¡No! ¡No! Cualquiera menos él. Seguimos arriba líderes pero este partido estaba ganado.  De las manos llenas se escurrían dos puntos en medio de las falanges.  En Santander aplaudían.

 

¡Penal!

 

Para qué voy a escribir o señalar que no hubo penal. Para qué decir que me siento robado.  Para qué, si cuando Lamouroux nos robó frente a las cámaras nadie dijo nada, ni siquiera nuestras corbatas.  Otra vez  víctimas de este mundillo siniestro del arbitraje, de esos personajes que pito en boca no se cansan de cagarse sobre la palabra respeto. 

 

Gol de Cartagena.  ¡Se acabó esta mierda! Maldita sea, nos dieron vuelta en diez minutos. 

 

Hay días que simplemente uno quiere que se acaben.

 

 

Saludos y gracias por leer estas líneas.

 

 

MAURICIO BERMÚDEZ --- @MBER226

 

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