¡HAY QUE SALTAR!

02.03.2017 00:04

AMÉRICA 1 -- PASTO 0 

 

¡HAY QUE SALTAR!

Farías al banco… Un instante sereno de reflexión, que pocas respuestas encontró, acompañó la previa. ¿Por qué?

El equipo, recogiendo la lastimada silueta que dejó regada en la cancha el jueves, salió voraz, como el maestro Jairo Varela lo inmortalizó en fe y alegría. Encima, presionando hasta la sombra de los rivales, forzando los errores y tocando hacia adelante, progresando con cada roce de balón.  Parecían 12 o 13 centellas escarlatas en la cancha contra ocho o nueve camisetas azules, la superioridad era tan evidente, que se podía percibir que el gol llegaría con la primera sacudida en el área.

Lucumí, armado de coraje ganó un saque lateral y arrastró a su marca hasta el banderín. Juan Camilo Angulo sacó de banda, rápido y preciso hacia el control de Brayan Angulo que  centró el balón a una coordenada imaginaria en el área. Allí, Martínez Borja, precioso, extendió su cuerpo dejando en manifiesto su envergadura, impuso su humanidad entre el defensa y el balón, y luego con alguna parte de su pierna, tocó el balón que sutil fue a parar a la bendita red. ¡Gol! ¡Gol!   

¡Hay que saltar! ¡Hay que saltar! ¡Hay que saltar!

El gol, que aún retozaba en la piel del americano puro, fue otro empellón, el rojo seguía al frente.  La actitud fue diferente y el paso de los minutos un esplendente trámite que debía ser certificado con un par de goles más.  Lamentablemente la puntería y hasta la ansiedad de sacarse la hiel del jueves, impidieron que el marcador se alargara y reflejara la realidad.  Bejarano hizo un aporte mayúsculo y con una volada, casi inverosímil, mantuvo la victoria.

¡Hay que saltar! ¡Hay que saltar! ¡Hay que saltar!

El segundo tiempo inició su marcha con una clara que Mena, acusando limitación, no pudo definir. ¡Vaaamos! Pasto intentó sacudirse del dominio pero fue inútil. El segundo estaba al dente, la tribuna preparaba, el relator lo ansiaba y el comentarista quería tirar el micrófono para gritar sin reservas el segundo del rojo. Mena, (que bien puede ser ese eslabón llamado “delantero sin gol”), dejó su lugar a Hernández quien dibujó su calidad con una pisadita, toques, media distancia y un remate al palo que acto seguido Martínez Borja repitió. ¿Cómo no entra el segundo?

El juego, a pesar de estar dominado seguía 1-0, abierto, y era inevitable sentir una ansiedad particular. Sería injusto un gol del rival después todo lo visto en cancha. El profe Torres, sacó un hombre de ofensiva y dio paso a otro de marca con la intención pura de cerrar el partido. Hubiera preferido cerrarlo con el balón y buscando el segundo, pero el profe nos ha demostrado hasta la saciedad que no le tiembla el pulso para hacer un cambio como este, defensivo y de local.  El equipo se recostó pero fue eficaz. Solo un par de tiros libres aproximaron al rival.  El juez pitó y la victoria brillaba en el rostro feliz de miles y miles de americanos. ¡Qué bien!

¡Hay que saltar! ¡Hay que saltar! ¡Hay que saltar!

Hay que saltar por la victoria y el placer único de ser rojo. Porque la de hoy fue una jornada para poner a trabajar el olvido y sacar de una vez por todas de la vesícula, donde se instaló como una piedra, la presentación lamentable del jueves. Hay que saltar porque vamos  por más, porque se viene lo mejor y porque el jueves pasado simplemente ya pasó.

Saludos y gracias por leer estas líneas

MAURICIO BERMÚDEZ / @MBER226

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