¡GOLES POR FAVOR!. . .
REAL SANTANDER 1 -- AMÉRICA 1
¡GOLES POR FAVOR!. . .
"Por poco entra ese golecito inquieto que no se deja cazar"
Es un partido para golear y llenar la alforja de la convicción. Un juego para sacudir malas rachas. 90 minutos para hacer sonreír a esta gente incondicional en un solo grito a entonar: ¡Goooool!
Como una continuación del reciente domingo agrio, el rojo enfrentaba el reto descomunal de marcar un gol. Cambiamos de estadio, rival y ambiente pero la impotencia era la misma, o tal vez peor, pues los caminos a la red se trazaban de herradura. El equipo a pesar de aproximarse al arquero rival, lo hizo sin claridad ni convicción, sumido en una incapacidad pasmosa y terrorífica.
El rival, expectante en procura de su cero, encontró en una pifia lamentable el gol esquivo para los nuestros. Ante un remate suave, fácil, previa anuencia de la zaga, el arquero Fuentes de forma inexplicable se tumbó sobre el balón cuando este ya había pasado. Busqué en cinco repeticiones explicación o justificación para el traspié pero no la encontré. ¿Gol? – Si –. No parece tan difícil como lo hacen ver los 11 de rojo de los últimos partidos. Dos minutos después, el rojo de nuevo lo intentó, y esta vez al palo.
El equipo asumió la segunda parte con algo más de hidalguía. Le tiró el cuerpo encima a su rival sin someterlo del todo. Los centros llovían de la izquierda, el área rival tomo un tinte rojo esperanzador. Por poco Angulo, por poco Vásquez, por poco entra ese golecito inquieto que no se deja cazar. El equipo de nuevo exageró el juego de pasecitos, cada pase lateral era castigado por el reloj con un minuto doble. El tiempo de nuevo se presentaba implacable. Por poco Peñaranda, por poco. Déjense de joder, ¡Un golecito por favor!
Ya con el minuto 80 a cuestas, el rojo lo intentó de nuevo por izquierda. Vásquez a Martínez y las fichas al área. El balón salió centrado pero esta vez uno de rojo se anticipó y desató caos con un ligero toque de corona que invitó a Rivas, sin marca ni convicción, a empujar con la cabeza y suspenso el empate. ¡Gol por dios! Que alguien saque la bola y la lleva al centro de la cancha. Quedan 10 minutos. ¡Vamos por ellos! Por desgracia no fue así. El gol tuvo un efecto analgésico sobre los nuestros que mermaron el empeño y sin querer, quiero pensar, retrocedieron. Lamentable.
Cómo la vas a embarrar de esta manera América. Para qué tanta posesión sin gol América, para qué tantas aproximaciones si no vas a golear a este equipo América. De nada vale un estadio lleno y un aliento abrasador. De nada valen buenas intenciones y creer que juntos somos más. De nada vale ganarle a River o doblarse el espinazo entrenado si a la hora de la verdad, donde todo se define, los goles no llegan. Dónde están los goles, en qué firmamento extraño quedaron. ¿Y los goles?
Saludos y gracias por leer estas líneas.
MAURICIO BERMÚDEZ / @MBER226